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23 abril, 2020

¿Qué es el Coronavirus?

Por Carlos Coronel

El Coronavirus La Serie, Reportando desde Tulum

Atribución de causas y efectos.

Han pasado ya más de 100 días desde aquél 31 de diciembre de 2019, el día en que el brote de la ahora pandemia por el coronavirus fue dado a conocer al mundo entero. Desde ese momento, la humanidad ha deambulado entre el escepticismo más recalcitrante y la aceptación científico-dogmática del fenómeno, pasando por apocalipsis bíblicos, y conspiraciones geopolíticas. Y a pesar de que actualmente contamos con una sólida infraestructura de telecomunicaciones, que permite amplios intercambios de información, esto solo parece abonar a la confusión, sumando cada día nuevas impresiones, nuevas teorías, nuevos hallazgos científicos que van tejiendo la trama de esta traumática experiencia para todo el género humano… Parafraseando al profesor emérito de la UAM, el doctor Enrique Dussel, estamos ante un hecho inédito, toda vez que es la primera ocasión en la historia moderna de la humanidad en la que todos los seres humanos se encuentran simultáneamente consternados con respecto al mismo problema. Y a pesar de esta simultaneidad afectiva sumada a la diversidad de medios, la humanidad no parece contar con un mensaje consistente y unificado acerca de la pandemia, en parte debido a la naturaleza misma del fenómeno, así como el relativismo pluralista típico de las redes “sociales”, en donde básicamente todas las opiniones son tomadas como verdad, al menos por el grupo de referencia del emisor del mensaje.

que es coronavirus

Para aportar un poco de claridad a este fenómeno, hemos salido a las calles de Tulum, en Quintana Roo, México, para hablar con aquellos valientes que se atreven a salir a la calle, esencialmente por las tardes (6-7 pm). La intención del sondeo es proporcionar una perspectiva comprehensiva del imaginario social en Tulum, más allá de las publicaciones en Facebook…El cuestionario utilizado en el sondeo consta de 9 preguntas, dos de ellas sociodemográficas (edad, lugar de residencia) mientras las 7 restantes, buscan recabar información sobre distintas aristas cognitivo-afectivas relacionadas con el coronavirus. Cada una de las respuestas a estas 7 preguntas, es analizada mediante técnicas de análisis del discurso y los principales hallazgos son presentados en función de su relevancia individual, así como su relación con eventos de carácter social, político, económico, etc., conocidos a través de los principales medios de comunicación.

Con esto a la mesa, en esta primera entrega de la serie presentaremos los hallazgos correspondientes a la pregunta 1 de nuestro sondeo, incluyendo la opinión de tres de nuestros participantes.

En sus propias palabras, ¿Qué es para usted el Coronavirus?

Taxista de 38 años, habitante de Tulum (originario de Guerrero) P: ¿Qué es para usted el Coronavirus?R: Pues… ahora sí que supuestamente una enfermedad, ¿no? Pero pues, como dicen muchos, “no he visto para creerlo” (Risas)

La atribución de causalidad, la cual establece la relación entre las causas y sus efectos, constituye un fenómeno sumamente ambiguo en nuestros días, en donde no es posible encontrar un consenso, especialmente en aquellas situaciones en donde dicha relación causal atraviesa por un periodo de latencia determinado, es decir, cuando los efectos provenientes de una o más causas no aparecen de forma inmediata o al menos en un periodo breve de tiempo posterior al momento en que la causa ha tenido lugar. Esto es particularmente cierto en fenómenos complejos y/o multicausales, por ejemplo, el impacto de las actividades humanas en la conservación del medio ambiente (es decir, usar mi auto todos los días no precisamente destruirá ni mejorará al medio ambiente, al menos no en lo inmediato). Como dice nuestro amigo taxista “ver para creer”.

En esta línea de ideas, para muchos resulta evidente que la contingencia y distanciamiento social impuesto/sugerido, no guarda una relación estrecha con la causa que la precede, ya que, hasta este momento, es muy poco probable que alguien de nuestro entorno conozca realmente a un(a) infectado(a) por el coronavirus, en función del número de casos reportado e incluso de las proyecciones a largo plazo (la visión más desastrosa en México, estima 1.2 millones de enfermos mientras que la más optimista 175 mil infectados, esto es menos del 1% de la población en ambos casos). Sin embargo, la causalidad atribuida en esta relación debe completarse en nuestras mentes y en el imaginario social ya que es ello lo que nos permitirá asimilar y acomodar la experiencia para poder seguir con nuestras vidas. El inconveniente es entonces, cuáles serán los mensajes que ayudarán a cerrar esta brecha de causalidad, así como la validez, legitimidad y veracidad de estos en función de sus objetivos, desde la manipulación de masas hasta el más puro altruismo y amor por la vida.

Las diferentes amalgamas que se han generado en estos días para solventar la atribución de causas y efectos en nuestro mundo simbólico respecto al coronavirus han sido diversas y han generado distintas respuestas en la sociedad.

He aquí algunas

Conspiración 5G

Lo que a inicios del año aún permanecía como una teoría conspiratoria asociada al uso de la tecnología 5G en función de su potencial radioactivo y de impacto a la salud humana, ahora se ha convertido en una asociación maliciosa que define la causalidad del SARS COVID-2 y sus efectos en términos de la relación con la conectividad 5G y el control social que el mundo del “internet de las cosas” implica. Aunque no existe aparente relación entre las ondas transmitidas por espectros electromagnéticos (5G) y la propagación de virus reales, el planteamiento contiene algunos tintes sugestivos; es ciertamente “casual” que una tecnología que permite la conectividad con dispositivos múltiples a gran escala este prácticamente lista en el momento en que un virus “mortal” nos obliga a mantenernos en casa…

Verdad” Científica

La verdad formal y científica es por supuesto las más aceptada y difundida en medios de comunicación, o sea un virus que desafortunadamente apareció en nuestro camino y que, dada la naturaleza hiperconectada de nuestro mundo, se ha propagado de forma insospechada… la esperanza en esta relación descansa en el descubrimiento de una vacuna y el fin de la historia con los efectos colaterales que esto conlleve. Sin embargo, esta verdad formal y científica ha gozado a la vez de un matiz cuasi dogmático y sumamente contradictorio, como se explicará más adelante utilizando el ejemplo de las mascarillas faciales y la propagación del virus por el aire.

Conspiración China / Conspiración EUA

La pandemia por coronavirus ha desatado numerosas teorías conspiratorias que identifican a China o Estado Unidos, como los creadores intencionales/accidentales del virus. La existencia de un laboratorio biológico en Wuhan, las filtraciones dadas a conocer en últimos días, en donde se establece que existía el conocimiento por parte de autoridades estadounidenses respecto al riesgo potencial de investigación del coronavirus en murciélagos en dicho laboratorio, así como las recientes declaraciones de altos funcionarios de gobierno que sugieren un manejo discrecional del brote durante sus primeros días por parte de autoridades chinas, han aumentado la suspicacia, principalmente entre las sociedad estadounidense, con sus posteriores efectos colaterales en el imaginario de otras naciones, tales como México. A este respecto, un estudio del centro Pew, el cual incluyó la participación de 8,914 adultos estadounidenses, encontró que al menos el 30% de dicha muestra considera que la pandemia por coronavirus fue intencionalmente generada por China como parte de su estrategia geopolítica de dominación mundial.

Por otro lado, el origen de las causas que pueden asociarse a determinados efectos también juega un papel crucial en la atribución de relaciones causales entre distintos fenómenos. La frase popular mexicana “aquí y en China” da cuenta de la percepción de lejanía y extrañeza en torno al país asiático, lo cual hace difícil “creer” que puedan generarse efectos en función de causas originadas tan remotamente, convirtiendo a la pandemia mas en un acto de “fe” que en un fenómeno susceptible de comprobación empírica. Como lo comenta otro de nuestros participantes:

Empleado sector turístico de 20 años, habitante de Tulum P: ¿Qué es para usted el Coronavirus?

R: Si he escuchado, pero a mi punto de vista, pues yo no creo en esa enfermedad… sé que se dio en los lugares más lejanos, pero como la gente fue espantada por el gobierno pues todos se alarmaron y únicamente es lo que tienen en la memoria que, un poquito que tengan de calentura, dolor de cabeza, piensan que es esa enfermedad y solo la misma persona se va enfermando a cómo va pasando el tiempo.

Las versiones científicas/oficiales, son las que, a través de un enfoque basado en la evidencia, podrían aportar al establecimiento de relaciones causales racionales y bien sustentadas, permitiendo una comprensión cabal del fenómeno y abonando a la adopción de medidas adecuadas por parte de la sociedad. No obstante, observamos que, al menos en el caso del coronavirus, esta versión no ha hecho mas que contribuir a la confusión y a la ambigüedad conceptual y comportamental, tal como en el caso del uso de mascarillas.

En un inicio, y de hecho hasta este momento (abril 2020), la postura de la Organización Mundial de la Salud respecto a la transmisión del virus, radica en que este se contagia mediante gotículas expelidas por la tos, estornudo o incluso por el habla misma, de aquellos individuos portadores del virus, negando la evidencia científica sobre la transmisión del patógeno por el aire; por este motivo, el uso de mascarillas faciales por parte de individuos asintomáticos no fue recomendado en un inicio y continua en esta línea al menos según las recomendaciones de la OMS.

Por otro lado, el Centro de Control de Enfermedades en Estados Unidos, basado en estudios NO concluyentes al respecto (se han encontrado rastros del virus en el aire de instalaciones hospitalarias con pacientes de COVID 19, mas no el virus en sí mismo. Tampoco hay estudios de campo que demuestren que el virus puede sobrevivir en el aire, a la intemperie), ha establecido que el coronavirus podría sobrevivir en el aire al menos durante 8 horas, lo cual aunado a la transmisión de la enfermedad por parte de individuos asintomáticos, da una explicación preliminar y plausible para el gobierno de Estados Unidos sobre el número tan elevado de casos en este país. Esto ha generado un cambio radical en la postura de este gobierno, el cual ha hecho recomendaciones exhaustivas sobre el uso generalizado de mascarillas faciales, aumentando la vulnerabilidad percibida de la sociedad, generando mayor confusión al respecto y contribuyendo a la especulación en torno a los insumos médicos necesarios para enfrentar la pandemia. En palabras de otro de nuestros participantes:

Taxista de 28 años, habitante de Tulum P: ¿Qué es para usted el Coronavirus?

R. Pues es un virus que se propaga vía respiratoria o por el aire supuestamente y pues es lo que nos han dicho que no salgamos de casa porque es muy contagioso

Los seres humanos somos animales racionales, por lo que requerimos de la atribución de causas a los efectos que percibimos, lo cual nos permite llevar a cabo ajustes comportamentales adaptativos. Las desviaciones cognitivas en la atribución de dichas causas pueden generar comportamientos que, más allá de ayudarnos a adaptarnos, pueden contribuir a nuestra propia destrucción y/o al menos a perjuicios y afectaciones considerables a nuestra salud e integridad.

La complejidad en la atribución de causalidad en el caso del coronavirus es enormemente alta, al existir un periodo de latencia prolongado entre a enfermedad, sus síntomas y los efectos de la pandemia en la sociedad, una lejanía real y percibida con el origen de esta crisis (al menos desde la perspectiva del continente americano) y una ambigüedad científica respecto a los mecanismos de transmisión, mortalidad, tasa de contagio, pruebas, etc.

Todos estos factores favorecen la aparición de creencias erróneas y desadaptativas, lejanas de los enfoques basados en evidencia, que al menos hasta ahora constituyen la mejor arma epistemológica humana. Quizá solo el tiempo ayude a clarificar y entender este fenómeno en toda su complejidad, incluyendo sus correspondientes efectos colaterales en el presente y futuro inmediato.

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